Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto, mejor perfuman cuando son tardías.
Al deshojarse en tus melancolías, cuando parezca más desnudo y yero,
ha de guardarse bajo su oro muerto las violetas más nobles y sombrías.
No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama.
La rama queda para hacer el nido.
Y como ahora al florecer se inflama, leño seco, a tus plantas encendido,
ardiente rosas te echarán en su llama.